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CNT se manifiesta contra la reforma de las pensiones y contra los sindicatos mayoritarios


El pasado martes día 3 de marzo tuvo lugar una concentración en la plaza del Altozano de Albacete contra el retraso de la edad de jubilación a 67 años, convocada por CCOO y UGT. La CNT de Albacete participó en la misma para mostrar su rechazo a dicha reforma, aprovechando para mostrar también su rechazo a los sindicatos mayoritarios convocantes de la concentración. Adjuntamos la octavilla que repartieron al respecto:



¿POR QUÉ DESPRECIAMOS A CCOO, UGT, CGT...?

Los Pactos de La Moncloa, firmados en 1977 por políticos, empresarios y los sindicatos CCOO y UGT, marcaron el comienzo del proceso que culminaría en las leyes sindicales actuales y la prostitución y traición de los sindicatos mayoritarios. Esta corrupción no fue casual, sino fruto del modelo sindical que las fuerzas políticas herederas del franquismo implantaron precisamente para amansar a los trabajadores.

Para empezar, el procedimiento para elegir a los representantes de los trabajadores (las elecciones sindicales) supone un ataque a los trabajadores que no quieren representantes, los que prefieren organizarse mediante asambleas, método que ha constituido el movimiento sindical más fuerte que jamás haya conocido este país en su historia. Votar en las elecciones sindicales implica renunciar a tus derechos y capacidad de decisión como trabajador, para dárselos a otro. Y no hay procedimientos de expulsión del representante en caso de que éste tome una decisión contraria a los intereses de quienes le votaron.

Pero además, los sindicatos obtienen subvenciones económicas por parte del Estado, y no son pequeñas: CCOO y UGT recibieron en 2008 más de seis millones de euros cada organización. Es interesante ver que desde el año 2005 la cuantía de las subvenciones que el gobierno del PSOE destina a los sindicatos ha aumentado en un 50%, y la crisis no ha hecho que esas cantidades disminuyan, sino todo lo contrario. Eso convierte a CCOO y UGT en organizaciones que manejan mucho dinero, lo que implica que difícilmente harán algo que pudiera hacerles perder esas subvenciones. Como suele decirse, “el que paga, manda”.

Para colmo, las subvenciones que recibe un sindicato dependen del número de votos obtenidos en las elecciones sindicales, con lo cual cuantos más votos reciban más dinero del estado obtendrán. La prioridad de los sindicatos no será ayudarte a resolver tus problemas, sino captar tu voto. Completa este panorama la figura del liberado, sindicalista que dedica sus horas de trabajo a “labores sindicales” (de cuyo cumplimiento no tiene que rendir cuentas salvo que el sindicato se las pida, y no suelen hacerlo) mientras sigue cobrando un sueldo pagado por la empresa. Aun así, CCOO y UGT están tan burocratizados que tienen que contratar trabajadores y pagarles para que lleven todo el papeleo y otras tareas.

¿La consecuencia de este sistema? Sindicatos que se preocupan mucho de anunciarse a bombo y platillo, de embaucarte con promesas para conseguir tu afiliación o tu voto al más puro estilo de los políticos, pero que sólo lo hacen para tener más afiliados y más presencia en los comités de empresa y con ello ganar más dinero; y sindicalistas que luchan para llegar a liberado y no tener que trabajar, preocupándose más por llevarse bien con la empresa y mantener la paz social que por los intereses de sus compañeros, o mejor dicho, ex compañeros, porque un liberado no es un trabajador. Las traiciones de estos “sindicatos” son muy variadas: desde acordar con el empresario despidos que los trabajadores no acepten, hasta rechazar en muchos casos el uso de herramientas como la huelga aunque sus propios afiliados lo lleguen a pedir a gritos.

Un sindicato es un conjunto de trabajadores que se organizan para luchar por sus intereses como trabajadores. Bajo esta definición, CCOO y UGT no son sindicatos. Podremos referirnos a ellos como “empresas dedicadas al sindicalismo”, “sindicatos amarillos” como los que existían en el franquismo, o “traficantes de esclavos”, pero nunca podrán llamarse sindicatos. Esto es una consecuencia de la forma en que el Estado regula los sindicatos, pero no es obligatorio funcionar de esta forma; todavía nos reconocen el derecho a negarnos a participar en este sistema. Por eso hacemos un llamamiento a todos los trabajadores a unirse a sindicatos que funcionan al margen de elecciones y subvenciones, como CNT, o crear sus propios sindicatos autónomos e independientes de poderes políticos o económicos. Porque razones para luchar las hay de sobra, pero para luchar de verdad, no para hacer como que se lucha.